lunes, 25 de mayo de 2009

Miedo

Esa terrible obstinación de sacarme las cosas de la cabeza a la fuerza. Ya sé que el tiempo no ha pasado en vano y que obviamente la sonrisa se me hace fácil después de tanto tiempo y que logro pasar mucho tiempo sin acordarme de eso, pero a veces insisto mucho.

A veces creo que ya estuvo bueno de pensar en 'eso' todo el tiempo y que ya es hora de volver a ser la chévere de antes...(muy modesta) y bueno ya lo logro de a poquitos.

No sé por qué hoy pensé mucho en mi abuelita. Esa señora que se sentaba en las tardes a arreglar frutas con un cuidado increíble y que me regalaba fresas a escondidas de mis otros primitos. Esa hermosa matrona que desde esa silla parecía gobernar el mundo. Me acordé de ella porque creo que verla morir fue uno de los golpes más duros que he sufrido. Su presencia era para mí algo que me daba seguridad, era tener la certeza de que la familia se mantenía unida entorno a ella, era saber que siempre había alguien que comandaba ese barco y que gracias a ella nunca nada malo nos iba a pasar.

Antes de irse me acuerdo que entré a verla, no podía hablar, pero le conté que me había ido bien en la universidad, que me iba a ir de viaje y le dije que tenía miedo de lo que le pudiera pasar. Ella solo me miró con esos ojos igualitos a los míos y me sonrió... ella estaba tan tranquila, no tenía miedo... creo que tenía claro que las cosas no iban a mejorar para ella y por eso ya no tenía miedo.

Ahora eso siento que me pasa a mí. Ya las cosas pasaron y yo ya no tengo miedo, ya siento que no puedo tener el corazón más remendado y que definitivamente ya no hay miedo de nada... ya creo que no puede pasar nada peor. Así que me encanta decirles que en este momento ya no solo mis ojos son iguales a los de mi abuela, también mi sonrisa.

sábado, 16 de mayo de 2009

Brujaaaaaa!!!

Eso es lo que soy, una bruja. Hace muuucho tiempo escribí esta historia en uno de esos momentosde inspiración loca que me dan. Me parecía bonita en ese momento y ahora me asusta porque resultó premonitoria. El final no lo he logrado jejejejeje, pero creo que va a ser así...

Con ustedes la adivinación hecha cuento:

Pasar de nuevo por ese sendero de recuerdos, era para mí, la cura a ese dolor constante que me causaba su ausencia. No era un tiempo suficiente para aceptar que no era para mí; que su olor me era esquivo aunque estaba guardado en mi memoria y que su brillante mirada es ahora solo un opaco recuerdo.

Hubo momentos felices. Tal vez más de los que puedo recordar, cada uno tan diferente a los demás… cada uno lleno de magia, de amor, de odio, de tantas cosas. Tantas promesas diluidas en palabras que ya no escucho porque simplemente no existieron. Parece que la cabeza se me va a explotar de tanto pensar. Ya lloro sin lágrimas y solo siento un constante nudo en la garganta y un quejido que se me atora en medio del pecho porque se tropieza con alguno de los besos que dejó en mis labios antes de irse.

El sol se oculta de nuevo y se acaba un día igual al anterior y peligrosamente parecido al que sigue. Quiero hablarle y decirle lo que pasa. Decirle que no hay un segundo en el que no me tropiece con una de las miles de cosas que dejó en mi casa. A veces una carcajada, otras una mirada, de vez en cuando una lágrima en alguna esquina; pero siempre miles de pedazos del alma que me entregaba cada día… tesoros que yo no supe cuidar y ahora parecen espíritus juguetones que disfrutan con mi angustia cada vez que los encuentro.

Pasan los días y yo sigo rogándole a un dios, en el que no creo, que él se acuerde de que yo estaré acá siempre, esperándolo con los ojos cerrados, siempre listos para un beso; y los brazos abiertos, listos para un abrazo. Nunca entendí por qué se fue. Yo creía ser perfecta para él porque me decía que lo era. Porque me miraba a los ojos sonriendo y me juraba que su mundo era mío y que solo junto a mi encontraba la paz que buscaba.

Ahora no sé dónde está su mundo. Solo voy por ahí tratando de encontrar su cara en la gente que va por las calles. Recorro los lugares en los que solíamos pasar el tiempo. Tomo su café favorito, almuerzo su plato favorito en busca de tener de nuevo el sabor de sus besos en mi boca. Todo es en vano. Miro el teléfono tratando de hacerlo timbrar para escuchar su voz al otro lado pidiendo perdón y rogando volverme a ver… palabras de arrepentimiento que supliquen una segunda oportunidad, un segundo encuentro. Otra vez pierdo el tiempo y las esperanzas se diluyen en el helado derretido que tengo en la mano.

Allí está, camina hacia mí sin darse cuenta. Tiro el cono al piso y corro a abrazarlo. Al sentirlo cerca todo se hace claro. Ya no huele a lo que mi nariz recordaba. Sus abrazos no me reconfortan y su voz es para mí extraña. Su rostro es el mismo de antes y me jura que su corazón también y que no ha pasado un segundo en el que deje de pensarme y que recorre caminos llenos de mis recuerdos buscándome y que ha sentido unas inmensas ganas de llamarme y pedirme que vuelva a su lado. Miles de explicaciones, de excusas aturden mi cabeza y yo no dejo de pensar que ya no es él. Ya no hay nada que buscar, ya hasta los recuerdos se esfumaron. No soporto sentirlo ajeno y me alejo.

Amanece de nuevo y de mi pasado ya todo queda en un fue.

lunes, 11 de mayo de 2009

Cumpleaños.... ¿feliz?

Ya casi cumplo años. Ya se acerca esa fecha que antes me encantaba y que ahora trato de sobrellevar con un poco de dignidad. Tengo ahora la duda enorme de si las cosas van a ser como las sueño cada noche. Si lo voy a ver llegar aunque sea con una moneda de chocolate a desearme un feliz día si me va a regalar uno de esos abrazos que tanta falta me hacen y que últimamente he necesitado tanto; no solo porque él no está sino porque a veces pareciera que las cosas conspiran en mi contra y la semana pasada (por ejemplo) fue una sola pelea contra el mundo.

Más de la mitad de las cosas 'malas' que hice nunca las hice con mala intención... lo que pasa es que yo soy así.... transparente.

De verdad fue una semana de mierda y creo que tiende a empeorar... solo tengo mil millones de esperanzas que ni siquiera me hacen feliz... solo me sirven para soñar bonito por las noches y tener fuerzas para enfrentar la mañana siguiente.

Odio extrañarlo y que él me diga que me extraña y que siga con ella... ¿Será que él medio se imagina cuánta falta me hace?