martes, 30 de agosto de 2011

Morir un poco


No sé si a todo el mundo le pase, pero a veces siento unos deseos terribles de morir. No de suicidarme. De morir.

Digo terribles no porque me parezcan malos sino porque son muy fuertes. Deseo morir. Con todas las fuerzas de mi alma quisiera que me cayera un edificio encima o que el taxi en el que voy se choque y yo muera en el accidente. Me siento mal por eso, pero sólo a veces. Sólo cuando pienso en que hay un puñado de personas a quiénes de verdad les haría falta, pero también sé que no hay nadie indispensable así que ya llegará alguien que rellene ese vacío que dejé y, con el tiempo me volveré sólo recuerdo. Lo más curioso de todo es que no hay algo que motive mis deseos, es decir, no hay una circunstancia en particular que me haga sentir así. Sólo pasa y puede que al día siguiente ni recuerde qué quería, pero siempre vuelve.

Yo no me quiero morir, pero me dan ganas…