domingo, 21 de noviembre de 2010

En memoria


De eso ya hace mucho tiempo. Hace mucho que él creyó estar enamorado de mí; hace tanto que yo todavía me mordía las uñas y usaba una falda de tela escocesa con medias azules oscuras y llevaba un morral escolar en la espalda.

Hace tanto tiempo que cuando escuché su nombre de nuevo me costó recordar su cara y el color exacto de sus ojos, pero no por eso olvidé lo que había pasado. No por eso olvidé la letra de sus canciones ni las palabras exactas que iban y venían de ventana a ventana.

Cuando por fin lo recordé, un sabor a fresa se apoderó de mi boca; siempre me regalaba dulces de ese sabor porque decìa que le gustaba cómo la anilina me coloreaba la boca y la lengua; yo nunca le dije que me gustaba cómo esos dulces me alegraban el corazón.

Yo nunca me enamoré de él. Nunca fui capaz de darle un beso, nunca le di un abrazo; pero él siempre estuvo esperando algo más de mí. Algo que yo no podía darle, simplemente porque no me pertenecía (siempre he creído que los sentimientos son de quién los despierta, no de quién los siente).

Ahora se fue. Nunca nos despedimos, simplemente él se desvaneció de mi vida, como se desvanecen las derrotas y las esperanzas perdidas. Anoche desvanecieron su vida y con él se va uno de los más tiernos recuerdos de mi infancia.

En memoria de Michael Martin (1983 - 2010)
Soundtrack: Hasta que venga la mañana - Andrés Cepeda
Foto tomada del Flickr de varf

martes, 15 de junio de 2010

Te voy a decir una cosa...


Y ahí estás de nuevo... puede que no sonrías, pero todo es tan perfecto que parece que así fuera. No sé si es sólo la alegría inmensa que me invade, pero verte hace que el mundo sea tan diferente... no caeré en lugares comunes como decir que haces de un día lluvioso un día soleado o que los pajaritos cantan a tu paso... no lo diré. Sólo diré lo que pasa en mí. Sólo diré que me haces feliz, que logras que todo cobre sentido, que me robas tantas sonrisas con sólo decir mi nombre. Diré que no ha pasado un segundo en el que no estés en mis pensamientos; diré también, sin temor a equivocarme, que todos notan lo feliz que me haces. Diré y esta vez gritando con todas las fuerzas que te amo y que sueño con algún día poder vivir ese futuro que tú quieres conmigo.

Diré, pero en voz baja (porque me avergüenzo) que lamento mucho todo el daño que te hago, que me duele el corazón cada vez que hago algo mal y aparece en tu cara ese gesto de decepción que parece un cuchillo helado que me atraviesa el alma y parece no salir nunca de allí, porque esa decepción que te causo se queda para mi, se me aparece en los sueños para recordarme que hice sufrir a mi amor...

Diré como un intento de cierre a una lista interminable, que eres un motor en mi vida, que logro superar algunas mañanas con tu voz, que definitivamente no quiero ni puedo sacarte de mi, que tus ojos son mi luz, tus abrazos mi fuerza, tus besos mis tesoros y mis momentos junto a ti lo que quiero recordar por siempre: hacerlos perpetuos. Diré que sueño cada noche con caminar de tu mano...

"Cantaré por una sola razón,
Ver la luz que envuelve tu corazón.
Cantaré al alba nuestra canción,
Te diré que siempre serás,
El alma de mi corazón.

Me das tanto amor.

Que no soy fácil lo sabes bien,
Que más has cosido las alas tan bien,
Que sin tus manos no puedo vivir,
Que con tu calma consigo seguir."
[Amaia Montero]

lunes, 19 de abril de 2010

Trust


De verdad quiere creerle… de verdad quiere que sus palabras no la hagan dudar. Quiere que él no le mienta más, que no le de motivos, que no le tiemble la voz cuando le dice que la ama... quiere abrazos fuertes, besos firmes y palabras sinceras. Ella no quiere que la engañe o por lo menos no tener que contemplar la posibilidad de que lo hace.

Creer y confiar son dos verbos fuertes; dos acciones que la podrían hacer muy feliz, ella lo sabe y sabe también que podrían darle mucha tranquilidad.

Sale el sol de nuevo y de verdad lo intenta. Todo el tiempo, cada minuto, cada palabra. Pero le cuesta mucho. Le cuesta cerrar los ojos y ver la realidad que él me muestra.

Resulta todo tan dificil y a veces tan doloroso… lo ama tanto... a pesar de todo el daño que le ha hecho con esas mentiras infantiles, con eoso engaños ridículos que solo le hacen pensar que detrás de esas pequeñas mentiras hay falsedades enormes riéndose de ella desde las sombras.


Con cada mirada y cada sonrisa puede creer que él está arrepentido y quiere remediarlo. Ella lo sabe porque él se lo demuestra; porque acepta sin titubear sus reclamos, sus preguntas, sus miradas inquisidoras. Cierra los ojos de nuevo y se repite que él de verdad intenta, por todos los medios, convencerla de que es así y que dejó todas las porquerías de antes atrás. Y ella de verdad quiere creerle.


A veces lo mira a los ojos y parece que toda duda se desvanece. Le sonríe y ya no hay preguntas, no hay miedo, no hay nada más que esa sonrisa que le ilumina la vida. Lo ama tanto…


Se queda sola de nuevo y vuelvan las malditas sombras y los fantasmas y las dudas que la atormentan y ella cierra los ojos porque no quiere verlos. Solo quiere ver su sonrisa y sentir lo que ella le transmite pero se le cuelan en la mente esos seres horribles hechos del peor material: el miedo.


Fueron años y kilómetros de distancia. Después de ese doloroso descubrimiento del engaño ella escapó, decidió cerrar de una vez por todas ese ciclo enfermizo que la manetnía unida a él. No lo soportaba y dejó la ciudad en la que ese amor empezó, dejó atrás ese país de pasiones que la vio nacer a ella y a él también. Tomó un avión y pretendió que así todo quedaría atras. Se fue, pero olvidó dejar la memoria del corazón en alguna estación de Transmilenio, olvidó que los recuerdos se cuelan en los aviones y que son polizones resitentes y que al llegar al destino se clavan en medio del alma y diluyen cualquier intención de olvidar.


Ella regresó y él estuvo ahí, no la esperó, pero tampoco la olvidó. La vio de nuevo en una calle la reconoció por ese caminar lento y cadencioso que la caracterizaba. La vio y decidió que era el momento de volver, esta vez (según dijo) para siempre.


Ahora ella quiere creer que él volvió porque la quiere de verdad y porque lo que le dijo la noche que la volvió a besar es cierto: "Te extrañé..." Ella también lo extraña, extraña cada cosa de él, pero lo que más extraña es poderle creer.


Foto: Resclassic2