miércoles, 21 de septiembre de 2011

El amor SÍ mata


'De amor nadie se muere...' eso dice el adagio popular. Hoy yo comprobé que no es cierto. Julián tenía 27 años. Jugó escondidas, lleva, tarro, golosa, pico de botella, escondidas americanas, fue a cine, a comer helado, a jugar maquinitas en el Videoplay de Unicentro... terminó el colegio, se graduó de la universidad, trabajó, se enamoró y murió.

Julián era mi amigo de infancia. Julián sale en las fotos de mi cumpleaños número 10. Fue a mi casa a jugar Family. Julián se enamoró y se murió.

El domingo pasado volvió a su casa y no quiso hablar con nadie. Se encerró en su cuarto y llegó el silencio. A la mañana siguiente, su mamá abrió la puerta y ya Julián no estaba... lo había matado el amor... El amor y una manotada de pastillas calmantes y relajantes musculares que detuvieron su joven y enamorado corazón que no resistió un adiós de la mujer que amaba.

Julián escribió una carta de cuatro hojas en la que pedía perdón a la vida por no ser capaz de retenerla. A su mamá por dejarla sin su único hijo y a sus amigos por no poder estar con ellos de ahí en adelante. Pero en esa carta ofreció su vida al amor... reconoció su cobardía y su incapacidad para soportar ver a la mujer de su vida lejos de él y en brazos de otra persona.

El amor sí mata... el amor mató a Julián y creo que a todos nos mata un poco cada día... mata ilusiones sonrisas y esperanzas, pero también mata dolor y soledad. El amor es malvado, es traicionero, duele, rasca, pica, hace cosquillas, saca lágrimas y carcajadas... y mata... el amor sí mata.

Imágen tomada de Pandora_Nazomi

martes, 20 de septiembre de 2011

Miedo

Hoy voy a enfrentar uno de mis más grandes miedos... se trata de iluminar de una vez por todas un oscuro camino de sospechas que me vienen cegando desde hace un tiempo. La verdad estoy aterrorizada. Temer un engaño tanto tiempo y poder de una vez por todas saber si es cierto o no me pone mal... me deprime... me asusta.

Vivir cinco años tras una ilusión y saber que ahora esa ilusión dependa de una llamada me llena de tristeza, de desesperanza... me deja un vacío enorme en el alma. Yo ya lo pregunté e insistí creo que alcancé a presionar, pero la respuesta siempre fue la misma 'TÚ'.

Ahora no sé qué hacer. Sé que es algo que debo enfrentar y sé que es algo que he pedido para poder estar tranquila, pero también siento miedo... del miedo feo. Del que no deja respirar ni pensar bien. Del que hace temblar las manos y distrae la cabeza.

Me da miedo perder esa ilusión y de paso que se me rompa el corazón. Me da miedo ver la realidad que tantas veces he imaginado.